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Dos historias mexicanas cerca del corazón de la pandemia

Benjamín Mora y Vas Núñez viven en Malasia y Hong Kong, respectivamente. Desde hace dos meses han tenido que lidiar con la epidemia del coronavirus. Aún no cantan victoria.

Benjamín Mora conduce de vuelta a casa. Ha caído la noche en Malasia. Proviene de una junta con el príncipe heredero de Johor, Tunku Ismail Ibni Sultan Ibrahim, dueño y presidente del Johor Darul Ta’zim FC, el club más laureado de la Superliga malaya. Los entrenamientos están cancelados del 18 al 31 de marzo. El coronavirus continúa su expasión por el país. El parte oficial de la Organización Mundial de la Salud del 18 de marzo registra 553 personas infectadas con el COVID-19 en Malasia, la cuarta nación de Asia con mayor número de casos. Ni una muerte reportada, también. No importa. Dos días antes del informe, el primer ministro, Muhyiddin Yassin, decretó el inicio del estado de emergencia. Cuarentena obligatoria y cierre de fronteras. Todos a sus casas.

Solo el coronavirus logró detener al Johor Draul Ta’zim FC que, bajo la tutela de Mora, gobierna con puño de hierro la Superliga en la actual temporada (primer lugar de la clasificación, con 10 puntos tras cuatro jornadas) y seis títulos al hilo desde 2014; dos llevan la firma de Mora (2017, 2019), además de dos Copas y la Supercopa de 2020. Hasta el 15 de marzo, el actual curso de la liga, que inició el 28 de febrero, resistía a la epidemia. Incluso durante las primeras tres fechas las autoridades aún permitían la asistencia de aficionados a los estadios; debían cumplir con las mínimas condiciones sanitarias: asistir con cubrebocas y untarse las manos con gel antibacterial a la entrada al recinto. El encuentro del 14 de marzo, frente al FELDA United, fue a puerta cerrada. La cuarentena nacional entró a efecto dos días después.

Bejamín Mora aterrizó en Malasia en noviembre de 2015. Su primera encomienda fue el filial del Johor y, dos años después, tomó las riendas del primer equipo. Su camino triunfal le ha llevado al pedestal del fútbol malayo, a la Champions League asiática, y a soñar con dirigir a un club del fútbol mexicano. Pero también cree en el presente. En la dictadura del tiempo. El coronavirus es el primer obstáculo ante sus ojos: «Tuvimos información del brote a mediados de enero. No fue tan grave la situación al inicio. Había indicaciones para que tomáramos precaciones. No había muchos infectados ni situaciones de alerta máxima. Contuvieron muy bien el tema de las fronteras; no hubo un cierre, pero negaron la llegada de ciudadanos chinos a Malasia. Estuvo muy tranquila la situación. Seguimos en lo nuestro, hasta que llegó el brote fuerte en Europa. Ahí es donde viene esta situación de pánico y atención absoluta», cuenta Mora a AS.

A 2,402 kilómetros al noroeste de Johor, en Hong Kong, Vasudeva Núñez aún no puede retomar la normalidad de su día a día. Hijo de madre mexicana, hongkonés de nacimiento, defensa central de profesión, se encuentra en un segundo perímetro desde el corazón de la pandemia, separado de Wuhan, la capital del brote, por 900 kilómetros. La declaratoria de emergencia en la excolonia británica data del 25 de enero; aquel día, Carrie Lam, jefa del gobierno de Hong Kong, decretó el cierre de escuelas, vetó todos los trenes y vuelos desde Wuhan y canceló el maratón de la ciudad, agendado para el 9 de febrero. Después de casi dos meses en cuarentena, Vas, quien milita en el R&F Guangzhou de la Liga Premier de Hong Kong, percibe que la situación no empeorará. «El gobierno pidió a todos los ciudadanos evitar aglomeraciones. Algunos negocios siguen cerrados y la mayoría de la gente trabaja desde casa. Aún así, hay todavía muchas personas en las calles haciendo vida ‘normal’. Sigo yendo todos los días a entrenar y los partidos son a puerta cerrada. Parece que las cosas no van a peor, pero no puedo decir que estén mejorando», afirma desde Hong Kong.

La Liga Premier de Hong Kong se suspendió después del anuncio de Lam. Vas vive en Guangzhou, China, sede del único club del campeonato afincado fuera de Hong Kong. Sin embargo, cuando el brote del coronavirus de Wuhan infestó a la mayoría de las provincias contiguas, Núñez dejó la ciudad y se recluyó en la excolonia británica junto con gran parte del staff del equipo y la plantilla de jugadores. Su madre volvió a México y su novia, a Suecia. «Un día, después del entrenamiento, nos informaron que las fronteras de Hong Kong a Guangzhou se iban a cerrar. Solo tenía una hora para ir a mi casa y recoger cualquier cosa que me fuera útil y salir rumbo a Hong Kong. No tenía idea entonces de cuánto tiempo estaría fuera», rememora. Hace dos semanas, la liga y el gobierno local llegaron a un acuerdo para celebrar algunos partidos pospuestos a puerta cerrada. Hay varias condiciones: «Solo puede haber ocho jugadores dentro de los vestidores al mismo tiempo. No nos podemos bañar después de los partidos en el estadio, tenemos que hacerlo en nuestras casas. No podemos saludarnos de mano y tenemos que traer puestas las máscaras y cubrebocas cuando estamos en la banca», relata Vas. Pero al menos hay fútbol. Un atisbo de normalidad entre la histeria.

Fútbol no habrá en Malasia. A saber hasta cuándo. «Es una pena estar sin fútbol. No solo en Malasia, sino en el mundo. Vivimos de esto, nos apasiona. Una sensación de tristeza, de impotencia y desconcierto. No sabemos cómo van a venir las acciones a futuro. No sabemos qué tan fuerte pueda resultar esta pandemia tan dolorosa para el mundo, tan sorpresiva», se sincera Mora. Antes de la contingencia, el Johor viajó a Japón para enfrentar al Vissel Kobe de Andrés Iniesta en el marco de la primera jornada de la fase de grupos de la Champions League asiática. Había cierto temor en la delegación malaya, revela el técnico. «Sabíamos que íbamos a un lugar cercano a la epidemia y hubo un poco de miedo de algunos elementos del plantel. Subirnos al avión, tantas horas de vuelo metidos con tanta gente; era peligroso. Usamos unos cubrebocas especiales que nos dio el club, tomamos las medidas preventivas para evitar cualquier tipo de contagio. Ya en Japón no vimos gran movimiento, todo estaba normal. Y nada, llegamos, jugamos y regresamos, no pasó nada», recuerda. ‘Los Tigres del Sur’ cayeron 5-1 en un recital de Iniesta y dos semanas después derrotaron como locales 2-1 al Suwon coreano, antes de que el torneo se suspendiera.

En Hong Kong, según la percepción de Vas, reina una sensación de incertidumbre: «Todo se siente un poco surrealista, para ser honesto. Hay un sentimiento constante de preocupación por uno mismo y por todos los que te rodean. Parece que la gente se está adaptando y hasta acostumbrando a todo, de alguna forma». Para sortear la monotonía, Vas ha acudido a un par de cenas con sus compañeros de equipo en las que sigue al dedillo las recomendaciones sanitarias: «Por lo general, intento mantener estos compromisos al mínimo. No es muy realista tener una vida ‘normal’ en estos días. Me siento bien, intento mantener una actitud positiva ante todo y solo hago mi parte de ayudar de la forma que puedo», asegura. Benjamín también ya afronta el aislamiento con esperanzas de que termine pronto, por el bien de su familia, antes que todo: «Mi mujer está embarazada, tiene siete meses. Está la vulnerabilidad de que en algún momento pueda correr un riesgo. Tengo una niña de cinco años que no puedo dejar salir a jugar. No es conveniente. Vamos a estar en casa, vamos a encontrarnos y conectar como familia, como seres humanos», confiesa.

Dos meses viviendo bajo el estado de emergencia han conferido a Vas de la experiencia suficiente como para emitir un consejo a quienes recién iniciarán su periodo de confinamiento en México. «Creo que la mejor recomendación que puedo dar es, simplemente, ser listos, tener sentido común, no caer en el pánico; mantenerse informados y al tanto de lo que las autoridades médicas digan. Estar al cuidado de la higiene personal. Lavarse las manos frecuentemente. Siempre portar una máscara cuando salgas. Evitar salir para cosas innecesarias«, comparte. Y soportar. Día a día. Con fuerza, unión y espíritu. «Que termine todo esto positivamente para todos», desea Mora, antes de desechar cualquier vaticinio sobre su futuro. ¿Malasia? ¿México? ¿Otro país en Asia? El coronavirus primero: «Aprendí por el fútbol a no hacer muchos planes, porque se desvanecen con las realidades de la vida».

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